Se trata de una técnica lifting no quirúrgica, muy segura, indolora y con resultados inmediatos, cuyo principal fin es el tensado cutáneo mediante la inserción de hilos en la dermis con una aguja guía. La principal ventaja reside en que no requiere de un largo reposo tras su aplicación, y además no es necesaria la hospitalización del paciente ni el uso de anestesia general. Están fabricados de polidioxanona (PDO), un compuesto biológico totalmente compatible y reabsorbible por el cuerpo, que no produce alergias, y muy utilizado en intervenciones de corazón y en la realización de suturas.
Los efectos de los hilos tensores son instantáneos y se consigue reafirmar y fortalecer la piel de la zona tratada, otorgándole un aspecto muy natural y saludable. El rejuvenecimiento suele durar, dependiendo de la tipología del paciente, hasta 18 meses, pero una de las ventajas de esta técnica es que pueden volverse a aplicar hilos para llevar a cabo retoques que logren mantener los efectos.
El tratamiento con hilos tensores se recomienda para: